A lo largo de estos viajes, Petrella ha observado cómo la destrucción del medio ambiente, natural y cultural, se ha ido acelerando exponencialmente hasta el punto que, hoy en día, parecen inevitables tanto el etnocidio como la desaparición de un exosistema de valor universal. Las imágenes que se presentan en esta muestra pretenden ser una documentación, con potencia expresiva y dimensión poética, de un mundo que vive situaciones desesperadas, pero que, aun así, lucha por sobrevivir. No solo observamos mundos devastados, sino también tradiciones y selvas obstinadas, que se niegan a desaparecer, y desesperadas innovaciones que hacen posible, al filo de la catástrofe, tener esperanza para la resistencia y supervivencia bioétnica.
En palabras del comisario, Ticio Escobar, «Petrella pretende asumir esta situación de colapso y exterminio desde una posición contemporánea y una perspectiva decolonial, que enriquece el aportamiento indispensable del pensamiento occidental con el de otras culturas, recalcando la necesidad de priorizar la diversidad cultural, asumiendo que hay diferentes maneras de concebir el mundo, de imaginarlo y expresarlo».
Los pueblos indígenas de la Amazonia, como los de América Latina en general, son los más vulnerables y expuestos al cambio climático y al expolio de los recursos naturales y culturales. Pero estos pueblos siguen creando márgenes ínfimos, que se reducen cada día, e imaginando mundos posibles vinculados a su propia memoria, a pesar de que sus conexiones con la tradición casi han desaparecido. La salvación no está garantizada, pero aun existe la posibilidad de encaminarnos a otro escenario. Y es desde esta esperanza desde donde habla la obra de Rodrigo Petrella.