(EFE).- Joaquín Sorolla, el pintor valenciano más universal, se cita desde este martes con sus contemporáneos valencianos en una exposición en el Mubag alicantino que contrapone sus obras con las de sus discípulos, muestra pinturas de algunas de sus influencias y que sirve para abrir el Año Sorolla, que conmemora los cien años de la muerte del artista.
Las dieciocho obras del valenciano se conjugan con más de un centenar de José Benlliure, José Navarro, Ignacio Pinazo o Cecilio Pla, que exhiben la pintura valenciana y mediterránea de finales de siglo XIX e inicios del XX y en las que las diferentes temáticas -con la luz por bandera- se enfrentan en el Museo de Bellas Artes Gravina, que acogerá esta exposición durante el próximo medio año.
Y es que ‘Sorolla y la pintura valenciana de su tiempo. Diálogos y contrastes’ expone playas, pescadores y luz, tres elementos típicos de la pintura de Sorolla (València, 1863 – Cercedilla, Madrid, 1923), pero también paisajes urbanos, de huerta e incluso agrestes, además de otras más académicas, como «El Retrato de Dª Pilar Sainz de Vicuña y Arbide, Duquesa de Montesión» y el boceto «Cabeza», de Sorolla y no expuestas en España hasta ahora.
Son un total de 115 piezas de más de una decena de artistas que viajan desde una pintura puramente identitaria y costumbrista en un hilo narrativo que consigue ser cronológico, pero que a la vez va cambiando de temática, con la evolución de la pintura de Sorolla -el hilo conductor de la muestra- y también de sus coetáneos.
Es por ello que el comisario de la muestra, Javier Pérez Rojas, ha destacado la importancia de los predecesores del valenciano, porque «sin esa creación en los años sesenta, setenta y ochenta -del siglo XIX-, Sorolla no hubiera evolucionado hacia donde evolucionó».
Así, ha incidido por ejemplo en la figura de Ignacio Pinazo y en sus obras expuestas en el Mubag, pues destapan la modernidad valenciana creada en los años ochenta de los ochenta del XIX y a la que Sorolla, «mimético y con capacidad de síntesis en sus inicios», se unió.
Pérez Rojas ha concluido asimismo que lo más complicado de la muestra ha sido conciliar la cronología con la temática, aunque ha remarcado la sensación de «gran familia» del conjunto de la exposición, pese a los diferentes autores y la «influencia mayor o menor sobre Sorolla».
LA MAYOR MUESTRA DE ARTE VALENCIANO DEL ÚLTIMO CUARTO DE SIGLO XIX
El discurso expositivo se divide en cuatro secciones, la primera de las cuales, titulada «El renacer de la escuela valenciana. València-Roma», cuenta con obras de los artistas predecesores a Sorolla, como Emilio Sala, Francisco Domingo, Muñoz Degrain, Ignacio Pinazo, José Benlliure o Joaquín Agrasot, y que transita hacia las «Expresiones de la vida tradicional y rural», con pinturas costumbristas valencianas.
Posteriormente, «El caleidoscopio humano del retrato» muestra también la parte del retrato, antes de concluir con «Agreste, rural y urbano», con un Sorolla mucho más crepuscular y obras, sobre todo de pequeñas medidas, de otros artistas.
Además de las dos obras que no habían sido expuestas por el momento en España, también se exponen por primera vez en territorio nacional «Campesino valenciano» y «Academia de desnudo masculino de perfil, 1873», de Joaquín Agrasot; «Paisaje con casa. Huerta valenciana», de Enrique Cuñat Garibó, y «Visión del Colosseo», de José Benlliure.
Las pinturas proceden, sobre todo, del Museo de Bellas Artes de València, principal colaborador con la cesión de 53 obras, aunque la Diputación de Alicante ha explicado que desde que en 1998 se presentara en el propio Bellas Artes de València la exposición «Tipos y paisajes (1890-1930)» no había tenido lugar una muestra similar del arte valenciano en uno de sus momentos más creativos.
Durante la presentación de la exposición, en la que han estado presentes el presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, la vicepresidenta de la institución provincial, Julia Parra, el secretario autonómico de Cultura, Ximo López, y el director del Museo de Bellas Artes de València, Pablo González Torner, Mazón ha resaltado la importancia de «traer a la ciudad de la luz el pintor de la luz», como es conocido Sorolla.
Por su parte, González Torner ha esperado que esta muestra sea «el inicio de una larga y fructífera amistad entre València y Alicante» y ha incidido en que este 2023 será muy importante y «marcará un antes y un después» en los estudios sobre el artista valenciano y en su repercusión nacional e internacional.
«Para conocer a Sorolla y a cualquier otro pintor, es necesaria la labor investigadora de una exposición», ha precisado González Torner, que es por eso por lo que ha incidido en que se dará un salto adelante en el conocimiento de la pintura del valenciano, con obras mundialmente conocidas como «Paseo a orillas del mar» o «Niños en la playa».